El crecimiento de la UE en tiempos difíciles

La crisis financiera internacional que azota a la Eurozona ha sido una oportunidad de oro para que las instituciones de la Unión Europea se hicieran más visibles y cercanas ante los ciudadanos. La siempre alejada Bruselas ha pasado a ocupar buena parte de los titulares y los europeos nos hemos dado cuenta de que sí era

verdad eso que nos decían de que lo que se decide en la UE afecta directamente en nuestras vidas.

El problema viene cuando los gobiernos nacionales utilizan como pretexto la frase: “esto viene de Bruselas” al verse obligados a tomar medidas impopulares. Bien cierto es que la Europa neoliberal de Merkel y Sarkozy ha tomado un rumbo muy distinto al que hubiera emprendido de estar liderada por políticos de otro color. Pero no nos engañemos: que nos hayamos visto obligados a optar por el neoliberalismo como salida a la crisis no se debe a Francia o Alemania. Se debe al resultado de unas elecciones europeas que empañaron de color azul todas las instituciones.

La desmedida atención mediática ha convertido a la UE en el centro de unas críticas feroces, cuestionándose incluso uno de sus mayores logros: el euro. Bien es cierto que sin gobernanza económica común, el euro seguirá siendo una realidad a medias, pero el debate ya está abierto. A este respecto, se han tomado medidas que han pasado muy desapercibidas pero que cambiarán el funcionamiento de las cosas (al menos, eso cabe esperar).

En este clima, la Unión ha seguido adelante con sus retos de crecimiento interno mediante la integración de Estonia en la zona euro en enero de 2011 y la fase final de las negociaciones de adhesión de Croacia. El país balcánico ya ha completado provisionalmente 28 de los 35 capítulos pendientes (entre ellos, el conflicto fronterizo con Eslovenia) y la Presidencia húngara se ha marcado el reto de cerrarlos todos durante este semestre, algo que la desafortunada Presidencia española ya se propuso en su día.

Surgen sin embargo nuevos reveses que preocupan a la órbita europea, y es un sentimiento de rechazo cada vez más palpable en la sociedad croata respecto de su adhesión. Mientras en 2006 el Eurobarómetro concluía que sólo el 25% de los croatas tenía una visión negativa de su entrada en la UE, el informe del Parlamento Europeo acoge con preocupación la evolución de esta tendencia, citando textualmente que en “el último estudio del Eurobarómetro, la mayoría de los ciudadanos croatas piensan que la adhesión de Croacia a la UE no será beneficiosa para el país”.

El último informe de progreso de la Comisión hace un balance minucioso de los esfuerzos de Croacia por avanzar rápidamente a la adhesión, pero antes tendrá que superar un referéndum popular y aquí las autoridades europeas y croatas tienen un importante trabajo que llevar a cabo para evitar el duro golpe que supondría un hipotético rechazo. Con todo, y como ha declarado el eurodiputado Hannes Swoboda, es probable que hasta 2013 no sea posible. Queda esperar que sea una adhesión menos tormentosa que la de Rumanía y Bulgaria, que han acabado por convertirse en los socios más problemáticos de la historia de la UE ya que, como tuve ocasión de escuchar en palabras del propio ex comisario de Ampliación, Olli Rehn (actual comisario de Asuntos Económicos), fue una adhesión precipitada y a marchas forzadas.

**Próximos pasos:

Finales de junio: Fecha estimada de conclusión de las negociaciones de adhesión con Croacia.

Finales de 2012: Fecha hasta la que podría extenderse la ratificación por parte de los 27 Estados miembros.

1 de enero de 2013: Posible entrada de Croacia sin no hay ningún imprevisto.

1 de enero de 2014: Adhesión en caso de que surjan problemas o retrasos. 2014: Próximas elecciones al Parlamento Europeo, en las que previsiblemente Croacia participará.



Deja un comentario